Llegó Bárcenas

ESPAÑA es un gran rebaño protestante conducido -mal- por pastores que no lo son. El ambiente es una pura contradicción. Nunca el país -en su larga historia- se ha visto tan mal gobernado. Por un grupo peor acoplado de particulares contradictorios que dudan en todo lo que hacen y, sobre todo, en lo que tienen que hacer. Sin un proyecto claro, amenazados por sí mismos, desconocedores de su pasado y de quien tiene el dinero que, en su nombre (en el de los del partido, en principio y no en la realidad) robó de acá y de allá. Hoy se han roto las apariencias, y saltan las verdaderas. Se proclama la debilidad -y la caducidad- de quienes en apariencia nos gobiernan, contradictorios como sus decisiones lejanas a cualquier proyecto en dirección acertada. Quizá en la Historia de este país -no más difícil que otros- no haya cabezas dirigentes tan vanas y tan desacertadas. Hasta quien fue su tesorero se burla de ellas. La justicia de un lado; el pueblo, de otro; y ellos, los que gobiernan sobre el papel, desconcertados y perjudiciales más que innecesarios. Este país ya no es España jurídicamente. A costa de quienes lo condujeron por los peores caminos, debe ser devuelto a sí mismo. ¡Ahora!